Alto el fuego de ETA. Vía libre a la palabra: Un debate abierto

Escrito porJuanjo Ibanez

16 Ene, 2011

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El alto el fuego de ETA me resulta lejano, como si fueran meses el tiempo transcurrido.  Sin embargo, sólo ha pasado una semana. Menos incluso. La razón es que ETA ya no importa como antaño y que tan solo  genera un consenso: todos piden su disolución. La explicación es que a su conocida debilidad hay que añadirle la mezcla de hartazgo y costumbre que medio siglo de violencia han generado en el conjunto de la sociedad.
En 1001 Medios hemos compartido nuestro espacio con personas de la sociedad vasca. Queremos escucharles en primera persona. Son nueve testimonios valientes que retratan muy bien, al menos así pensamos, la situación que ETA ha dibujado en Euskadi. Hemos querido saber qué piensan sobre lo que pasará en el País Vasco cuando desaparezcan quienes se autoproclamaron tutores de la voluntad vasca.
La lectura reposada de sus respuestas me lleva a elaborar una serie de reflexiones a título personal:
1.-La fractura social
La sociedad vasca está completamente fracturada. Dice Javi Barrera, donostiarra, que lo único que une a un vasco con otro es su rechazo a ETA. A partir de ahí, parece que viven en realidades diferentes. Y añade que esto ocurre porque persiste el conflicto, y que cambiará sencillamente cuando la violencia de ETA muera.
2.-Repensar el nacionalismo
Los que vivimos fuera de Euskadi no sabemos realmente la cantidad de sensibilidades que se dibujan el complejo panorama político vasco. Las opiniones que nos llegan tienden a identificar el nacionalismo con la violencia y el debate independentista se diluye detrás del debate ETA sí o ETA no.
3.-Valentía frente a prejuicios
Los que públicamente muestran su rechazo a ETA demuestran ser muy valientes, pues de todos es sabido que la violencia ha condicionado mucho el debate político en el País Vasco. Pero expresar otras posturas soberanistas, nacionalistas, independentistas, exige también una alta dosis de valentía, en especial fuera de Euskadi, donde ese discurso no se comprende y tiende a ser prejuzgado.
4.-Diálogo Vitoria-Madrid
El debate de la desaparición de ETA y la normalización de la vida democrática vasca exige que de manera inmediata, el diálogo entre Vitoria y Madrid formalice unas relaciones demasiado viciadas por las circunstancias tan anormales en las que han crecido muchas generaciones de vascos.
5.-Un país, muchas soluciones
No existe una solución para el tema vasco. Lo dice Jon Laiseca con un titular bastante rotundo tras la lectura de estos post y con su conocimiento de un país que conoce perfectamente: Euskadi: Un país, muchas soluciones.
6.-Lehendakari López Jauna
Patxi López. Muchos vascos buscan cualquier excusa para no sentirse identificados con él. Se dice que no maneja Euskadi, que no conoce la realidad de su país, que llegó al poder tras un proceso electoral viciado por la ausencia de un sector de la izquierda ‘abertzale’, que es sostenido por un pacto contranatura… Da igual, cualquier cosa vale para negarle legitimidad. Esa imagen interna contrasta radicalmente con la que López tiene fuera de Euskadi, lo cual refuerza una vez más que la información que nos llega al resto de los españoles no termina de reflejar la situación vasca.
7.-Guk euskaraz, zuk sergatik ez
El euskera. Vivimos en un país en el que el ‘todo vale’ ha hecho que un elemento determinante de la cultura española como es el de la coexistencia de varias lenguas oficiales, se haya convertido en una excusa más para la polémica y la lucha. Esa circunstancia ha provocado que el euskera sea algo más que un idioma, es el árbol que da sombra a la patria vasca. Así,  ser euskaldún o no serlo, es una excusa más para alimentar la separación. De ese modo, para unos es la pieza clave sobre la que construir un Estado, mientras que otros lo consideran poco más que un absurdo.
8.-El valor de las opiniones
Nuestro trabajo no tiene rigor estadístico alguno, es periodístico, pero es verdad que hemos podido leer opiniones de aquéllos que sólo desean vivir en un País Vasco que supere de una vez por todas los debates soberanistas o españolistas, una Euskadi con una vida ‘normal’ y un debate ‘normal’, o lo que es, simple y llanamente democrático, donde todos acepten las ideas de los demás.
9.-El cristal con el que se mira: Poliédrico
Conocer muchas de las opiniones que aquí se han escrito ayudan a comprender una realidad con muchas más aristas de las que nos llegan y eso no implica que comparta la totalidad de los postulados expresados, ni en un sentido ni en otro. Pero ahora somos capaces de comprender algo más lo que allí sucede.
10.-Ahora te toca a ti
La décima queremos que sea la tuya. ¿Qué conclusión sacas de este debate? Nos gustaría que nos la dejaras bien aquí o en nuestro muro de la página de Facebook de 1001 Medios. Estaremos encantados de conocerla.
Os dejamos los enlaces de los 4 post anteriores donde se ha producido del debate:

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1 Comentario

  1. Angel

    Escribí este comentario en mi blog. Agradeciendo vuestra
    invitación a participar después del interesante trabajo y conclusiones que habeis desarrollado y que son muy de agradecer, dejo aqui lo escrito (por cierto que incó modo es esto de escribir de izquierda a derecha, no se si me pasa solo a mi, pero es un incordio):
    Dudaba, por aburrimiento mas que por otra cosa, en escribir sobre el famoso comunicado de ETA. Realmente es difícil interpretar los gestos y las palabras de una organización que lleva cincuenta años queriendo interpretar el papel de héroes de la leyenda vasca. El espectáculo fantasmal de las boinas negras y los velos blancos es deprimente y me da la sensación de que cada vez que repiten esa escenografía avergüenzan hasta los mas fieles y leales de sus partidarios. No es posible contemplar ese rito fúnebre y ridículo sin que a uno se le conmuevan las fibras mas íntimas de eso que llaman vergüenza ajena. A los héroes de pacotilla se les hace difícil abandonar el escenario y hacer mutis por el foro con delicadeza. Como los matones tabernarios siempre necesitan marcharse dando un portazo y amenazando con volver.
    Hay mucha gente que piensa que esta vez sí que asistimos al final de la loca aventura que debió acabar con la amnistía de 1977. Es posible. Pero creo que no va a ser un camino fácil. Hace pocos años el pensamiento dominante en la sociedad española y en sus cúpulas dirigentes era el de que merecía la pena apostar por la puesta en marcha de algún tipo de negociación en torno a la agenda reivindicativa radical vasca por mínima y limitada que fuese para cerrar la lista de víctimas. Otra cosa es que aquella salida les pareciese escasa a los partidarios o defensores de ETA. Hoy, sin embargo, parece que la apuesta es la contraria. Asistimos a una apuesta por bloquear cualquier mínimo avance en esas mismas materias aunque eso traiga como consecuencia el retraso en el abandono de las armas. Y en sentido contrario los seguidores de ETA se plantean que cualquier salida que les haga salvar la cara, por precaria que fuese, sería de aceptación. Por resumir: se ha pasado de un modelo similar al abrazo fraternal de Vergara o a la estética caballerosa del cuadro de las lanzas de Velázquez a la imposición de una rendición incondicional con armas, bagajes, uniformes sucios y a las puertas del campo de concentración al estilo del puente sobre el rio Kwai.
    Hoy al gobierno español, a éste del PSOE o a cualquier otro del PP, les resulta mas rentable política y electoralmente hacer el papel de vengadores justicieros que el de constructores de paz. No tengo ganas ni tiempo de reconstruir las razones que han producido esa convulsión de las formas de entender el final del conflicto armado. Las razones que se alegan suelen ser el cansancio por las famosas treguas trampa y el cambio de perspectiva legal impuesto por la sentencia de ilegalización de la izquierda radical independentista vasca y la legitimación de ese cambio por las instituciones judiciales europeas. Yo me temo que a esas razones habría que añadir otras de similar porte y que me atrevo a apuntar: la exaltación de la opinión pública, favorecida por algunos medios de comunicación y determinadas corrientes ideológicas favorables a la confrontación, en torno a la creencia en lógicas de punto final a un conflicto de largo perfil. Esto al final costará caro pues un conflicto como el vasco no se anula porque se niegue. Y la otra razón es la pura inercia. Parece como si la sociedad ya estuviese vacunada ante el conflicto. Como si en España se necesitase la perpetuación de ETA para así seguir fortaleciendo nuestro imaginario de la unidad nacional española. Nacionalismo contra nacionalismo. Y esa es una lógica perversa pues el mejor escenario para combatir la barbarie es la democracia. Y además eso implica dotar a ETA de lo mas querido por ella: su legitimación como fuerza nacionalista y patriótica.
    Es verdad que cada conflicto tiene sus perspectivas. Que la fórmula irlandesa no es aplicable por múltiples razones. Pero bueno sería seguramente circunscribir el final de ETA a una simple lógica de final de un grupo armado que hoy nadie con dos dedos de frente tiene interés en que siga existiendo Y no querer, por parte de nadie, convertir ese final en un eslabón para la resolución o para la perpetuación de un conflicto de naturaleza política.
    Pero bueno, por lo que se ve seguiremos hablando de ETA. Que aburrimiento. Que cansino es esto.