Arturo Pérez Reverte definió el concepto ‘Territorio Comanche: «Para un reportero en una guerra, ‘Territorio Comanche’ es el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos, mientras escuchas el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. El suelo de las guerras está siempre cubierto de cristales rotos. ‘Territorio Comanche’ es allí donde los oyes crujir bajo tus botas, y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando».
Enrique Meneses, el mejor fotoperiodista español del siglo XX, el único que retrató a Fidel Castro y al Ché Guevara en Sierra Maestra lo explicaba con la metáfora del disparo letal: «La única bala que no escuchas es la que te mata». Al mismo tiempo, dejó escrito en su autobiografía, publicada antes de fallecer hace seis años, que el secreto del enviado especial, del corresponsal de guerra se resumía en estas seis palabras: «ir, ver, escuchar, grabar, volver y contarlo». Repetimos. «Volver y contarlo».
Uno de los primeros periodistas que volvieron y lo contaron fue el accitano Pedro Antonio de Alarcón. En su honor se entregan este sábado los Premios de Periodismo, una cita que reúne en Guadix a lo más granado del Periodismo español desde hace ya más de dos décadas. ‘Diario de un testigo de la guerra de África’ es la obra que lo identifica como el primer corresponsal de guerra español de la historia. Un libro publicado en 1859 por la editorial Gaspar y Roig, que recoge unas serie de crónicas de la Guerra de África, escritas por el autor mientras sirvió como voluntario en la contienda. Originalmente, las crónicas de guerra de Alarcón fueron publicadas por entregas por la revista ilustrada ‘El Museo Universal’.
Queda entonces citar al ‘Viejo León’ del Periodismo español, título que con creces se acreditó Manuel Leguineche, el enviado especial que iluminó a miles de periodistas con sus crónicas, por ejemplo, desde el propio Vietnam. Junto al insigne Diego Carcedo, formó el último cargamento de personas desde el tejado de la Embajada de Estados Unidos en Saigón, cosida a tiros por los norvietnamitas, en un helicóptero de los Marines con destino a un buque de la Navy en el Mar de China.
«No tuvimos juventud pero tuvimos Vietnam», dejó escrito Leguineche como mantra para una legión de prometedores periodistas con el veneno de la tinta en la sangre. Y consiguió que le siguieran hasta convertirse en el jefe de ‘La Tribu’, esa nube de periodistas generadores de anécdotas y noticias al mismo tiempo, fajadores de leyenda, espartanos voluptuosos, locos de atar, el club de las tres des (divorciados, deprimidos y dipsómanos), débiles con los débiles pero fuertes con los fuertes que ilustraba Enrique Meneses. Todos ellos de guerra en guerra, de hotel en hotel, de bombardeo en bombardeo. Todos ellos ‘La Tribu’.
Todos ellos siglo XX, herederos de ‘La Tribu’ original de Pedro Antonio de Alarcón, el accitano que enviaba crónicas de la guerra en Marruecos en 1859, mientras William Hicks había cubierto para The Times en 1805 la batalla de Trafalgar.
Tiene puesto de honor en ‘La Tribu’ de Pedro Antonio de Alarcón, William Howard Russell, que en 1854 cubrió para The Times la Guerra de Crimea y es considerado en el mundo anglosajón el primer corresponsal de guerra ‘moderno’, incrustado entre las tropas. Oel mismísimo Wiston Churchill, que antes de ser primer ministro y liderar Gran Bretaña contra los nazis y vencerlos, fue enviado en 1899 como corresponsal del diario ‘The Morning Post’ para cubrir la Segunda Guerra Anglo-Booer.
Unas vidas trepidantes
21 de octubre de 1805. Un joven oficial de la Armada británica a bordo del ‘Conqueror’ ve al vicealmirante francés Villeneuve rendir el ‘Bucentaure’. Lo escribe, la envía a Londres y se la publica The Times. Probablemente, la de Trafalgar fue primera crónica de guerra publicada de la historia. Sumergidos entre libros y hemerotecas, continúan apareciendo nombres. Son los pioneros. 1808. Henry Crabb Robinson fue corresponsal de guerra del Times en la Guerra de la Independencia Española desde Galicia. 1809. Peter Finnerty fue corresponsal de guerra para The Morning Chronicle en la campaña de Walcheren, un fracaso de incursión británica en Holanda.
Tras los pioneros, empieza a formarse ‘La Tribu’. 1837. Charles Lewis Gruneisen sería el primer corresponsal de guerra plenamente moderno de la historia. Hasta ahora, se entendía que fue William Howard Russell, periodista británico de The Times que había fundado el género con sus piezas sobre la guerra de Crimea (1853-1856). Pero fue Charles quien fue enviado por el Morning Post para cubrir las guerras carlistas españolas en los cuarteles generales de Don Carlos. Ahora ambos se disputan el trono.
1848. Es el turno de Thomas William Bowlby, corresponsal de guerra para, una vez más, The Times, en Alemania y China y Berlín para cubrir las revoluciones de la época. Tiene que pasar una década entera para que, en el fragor de las guerras del opio, The Times envíe en 1857 a George Wingrove Cooke a cubrirlas y reunirlas posteriormente en un libro. En 1859 es el turno del propio Pedro Antonio de Alarcón y su ‘Diario de un testigo de la guerra de África’, de una calidad literaria indiscutible y de un éxito formidable.
Un año después, en 1860, Thomas William Bowlby fue corresponsal para The Times en la campaña británica en el norte de China. Una pieza de Bowlby sobre el hundimiento de un buque de la flota es considerada desde su publicación una obra maestra del periodismo.
1860. También aparece Ferdinando Petruccelli della Gattina. Tras una vida azarosa e intensa, se le recuerda sobre todo por su labor como corresponsal de guerra. Entre otros acontecimientos, cubrió la Expedición de los Mil Camisas Rojas de Garibaldi (1860) y la Comuna de París (1871).
Un año después aparece en ‘La Tribu’ Benjamin C. Truman, que se distinguió especialmente por su cobertura de la Guerra Civil Americana. Diez años después, en 1870, Archibald Forbes fue enviado al sitio de Metz por el Morning Advertiser. Era la guerra francoprusiana y en el mismo año, Charles Frederick Williams fue enviado por The Standard, al cuartel general del ejército francés del Loira.
Y aparecen los indios
1876. John F. Finerty fue el corresponsal del Chicago Times para cubrir la guerra contra los Sioux y, en 1879, la campaña contra los Apaches. De igual forma, Robert Edmund Strahorn hizo igual que su colega para The New York Times, Chicago Tribune and the Rocky Mountain News. Ese mismo año aparece un tipo diferente. Se llama Frederic Villiers y es un corresponsal de guerra gráfico que envía sus dibujos desde el frente. Por ejemplo, del de la guerra entre Rusia y Turquía en 1877.
El siglo va llegando a su recta final y los corresponsales de guerra van en aumento. En 1881 Bennet Burleigh definió el perfil al ser considerado un pirata, un espía y, por qué no, también un periodista que estuvo como parte de esta incipiente ‘Tribu’ en todos los conflictos (guerras Boer, ruso-japonesa, italo-turca).
Ya queda menos y la prensa aumenta su influencia y el siglo sigue convulso. Es 1895 y Howard C. Hillegas viaja a Sudáfrica como corresponsal del New York World para cubrir la segunda guerra Boer y, de hecho, fue el primer periodista en informar del comienzo de la segunda guerra Boer.
Ahí estaba también Winston Churchill, quien llegó a dirigir Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. Churchill fue famoso por sus crónicas y sus peripecias antes de ser político. En 1895 Churchill viajó a Cuba, donde observó los combates entre las tropas españolas y los rebeldes. El periódico The Daily Graphic financió su viaje a cambio de que escribiera artículos sobre lo que fuera viendo. El 12 de octubre de 1899, Churchill fue enviado como corresponsal del diario The Morning Post para cubrir la Segunda Guerra Anglo-Boer.
1897. Stephen Crane cubrió la guerra entre Grecia y Turquía y murió de tuberculosis. Es el primer periodista que fallece en acto de servicio del que se tiene noticia.
1898 es el año de la tragedia para España con la pérdida de las últimas colonias de ultramar :Cuba y Filipinas. De la primera dio buena cuenta la primera corresponsal de guerra de la historia, Kit Coleman, que cubrió la guerra para el Toronto Mail. Ese mismo año aparece el trabajo de Richard Harding Davis, el último miembro de ‘La Tribu’ de este siglo XIX, que cubrió la guerra de Cuba entre España y Estados Unidos, la segunda guerra Boer en Sudáfrica y, ya en el siglo XX, las batallas en Macedonia durante la I Guerra Mundial pero, ya, acabamos de cambiar de siglo.
(*) Javier F. Barrera es periodista en Vocento, en el periódico IDEAL de Granada. Puedes seguirle en @juanlarzabal
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