Montserrat Domínguez, la directora de El Huffington Post explica la personalidad que quieren dar al nuevo medio de Prisa: «Vamos a sacar a la luz lo mejor que han hecho los demás medios, sin ningún tipo de complejos». La periodista aspira «a que el Huffington tenga mucha más rapidez, sea un poco más canalla y sobre todo más ligero de equipaje a la hora de titular y enfocar las informaciones» (min. 55.46). La versión española de @ElHuffPost se presenta en menos de una semana. La fecha, el 7 de junio. Una entrevista de @anagv & @ferminius
Jóvenes, con experiencia en medios digitales pero, sobre todo, buenos periodistas con criterio, creatividad, curiosidad y sensatez. Esta es la ficha de presentación del equipo del Huffington Post en español; un proyecto capitaneado por Montserrat Domínguez que ha venido a demostrar que esta profesión sigue ofreciendo oportunidades y que, tras 25 años de sólida carrera profesional, es posible que a un periodista le vuelvan a bailar las mariposas en el estómago.
La fórmula, que en España se estrenará el próximo 7 de junio, une contenidos originales con una gran red de blogs, agregación de noticias y la participación masiva de los usuarios por la que es mundialmente reconocida la marca Huffington.
El modelo obligará a sus periodistas a tener el oído muy pegado a la calle y a mirar con lupa la red para descubrir quién está escribiendo lo mejor sobre un determinado tema en el mundo. Una tarea para la que los medios digitales son la herramienta perfecta. “Los nuevos medios nos ofrecen la posibilidad de escuchar y ser más sensibles a lo que está ocurriendo en la calle”, opina Montserrat Domínguez.
Montserrat Domínguez llegó a Granada en el marco de las IX Jornadas de Blogs y Medios con la idea de hablar de periodismo de multitudes, de plataformas de diálogo y de participación. Y lo consiguió, convirtiendo su intervención en un ejemplo práctico de debate al anunciar que los blogueros que participen en el Huffington Post no cobrarán, eso sí, se beneficiarán de la visibilidad que les reporta publicar en una plataforma de estas características.
Te invitamos a conocer su visión del Periodismo en estos momentos, y aquí tienes el enlace para seguir el proyecto en Twitter, donde hace unos días Montserrat se despedía de los oyentes de su programa en la Cadena Ser ‘A vivir que son dos días’. La cuenta atrás ha comenzado. Ya están contando los ‘números cero’ de su medio a través de Twitter y de Facebook. Y eso que todavía no han nacido. Como sugieren ellos mismos en su etiqueta #HolaHuffPost, nosotros también saludamos la llegada de este nuevo medio.
-En el periodismo, ¿lo mejor está por venir?
-Eso siempre, eso dicen los artistas, los toreros… y yo creo que en nuestra profesión (aunque hemos vivido grandes momentos de gloria) nos queda mucho, porque es una profesión necesaria para la sociedad y, además, estamos en un momento de transformación social sin precedentes. Yo no recuerdo que hayamos vivido muchas cosas parecidas, y espero que no volvamos a vivirlas, así que nuestra profesión es más necesaria que nunca.
-¿Qué le hace a una periodista con una sólida trayectoria en radio y televisión
embarcarse en un proyecto como el Huffington Post?
-La inquietud, la curiosidad y las ganas de aprender, porque es un lujo que esta profesión te siga ofreciendo posibilidades y oportunidades de crecer, de aprender, de explorar y de arriesgarte, porque tiene un punto de riesgo también. La gran revolución en los medios ha supuesto la irrupción de las nuevas tecnologías y de internet y a mí me apetece mucho explorar algo que ya no es el futuro, es el presente: cómo los medios nos comunicamos con las personas, con lo que antes eran oyentes, lectores… mucho más pasivos y que ahora sin embargo interactúan con los periodistas. Eso me parece apasionante, y quiero probarlo, quiero ver cómo funciona y ver de qué manera podemos construir un medio así.
-¿Esa eclosión del periodismo de multitudes tiene que ver con el descontento
de la gente?
-Está produciéndose cada vez más, y lo veíamos hace unos días en (una encuesta del CIS), un alejamiento cada vez mayor de la gente respecto a las instituciones, a los partidos políticos, pero también a la prensa. Con la prensa sí que notamos que hay muchísimas críticas, cada vez más agudas, contra lo que ellos consideran que no estamos haciendo bien los periodistas. Los nuevos medios nos ofrecen también una posibilidad de escuchar y de ser mucho más sensibles a lo que está ocurriendo en la calle. Esa siempre ha sido nuestra intención, o por lo menos la de los buenos periodistas: convertirse en un buen pulso, en un buen termómetro de lo que ocurre en la calle, pero es que ahora tenemos herramientas que hace que sea mucho más rápido y más fiable esa comunicación y, por tanto, yo creo que los medios digitales sí que pueden cumplir un papel fundamental a la hora de superar esa brecha que se está abriendo entre lo que era el periodismo tradicional y los ciudadanos.
-En los últimos años nos hemos olvidado un poco de escuchar a la gente…
-Siempre hay que estar pendientes. Los buenos periodistas siempre han escuchado a la gente y los buenos medios son los que más sensibilidad han mostrado en escuchar a la gente, más allá de imponer sus propias tesis, pero hay que aprovechar lo que tenemos. En la televisión sí estamos acostumbrados a medir las audiencias minuto a minuto, pero se hace a través de sondeos. En la radio igual, en los periódicos en papel tú sabes cuántos ejemplares se venden pero no qué artículo se ha leído más o cuál se ha leído menos. Y luego, por supuesto, está la participación, las cartas al director, las llamadas a la radio… Siempre han existido, pero no de la manera masiva que tenemos ahora, y eso yo creo que hay que saber aprovecharlo.
-Alguna vez le hemos escuchado decir que el periodista en estas plataformas
es un guardia de tráfico que tiene que hacer circular la información ¿Cómo se
construye la credibilidad en un entorno como éste?
-Eso es fundamental y es uno de los grandes desafíos que tenemos. Yo no creo en el periodista tanto como un agente de tráfico pero sí en que los medios están obligados a hacer una selección. La red es inmensa, nos perdemos todos en ella y si tú eres capaz de conectar con el tipo de lector al que vas buscando le ofreces la información como en el escaparate de una tienda y le dices: mira, esto es lo mejor que nosotros somos capaces de hacer y lo mejor que hemos encontrado en el mundo digital. Esto es lo que va a hacer el Huffington Post, información propia y luego agregación, es decir, ¿quién está publicando la mejor información sobre la nacionalización de Bankia?, este periódico, pues allí me voy. ¿Quién ha publicado la mejor entrevista a Gabriel García Márquez?, pues allí me voy directamente. Lo que podamos hacer nosotros que dé un valor añadido eso lo vamos a hacer en el Huffington Post y yo creo que eso es fundamental para que la gente que se sienta lectora y que le guste ese medio entienda que tú le estás haciendo una oferta de lo que a tu criterio es lo mejor que hay en esos momentos en la web, porque sino es infinito. Hay infinitas noticias, tú puedes entrar y pinchar y saber qué es lo que está publicando un periódico coreano. Por eso hay que calibrar, entender y tratar de escuchar y de sentir muy bien qué es lo que a nosotros nos interesa y nos afecta más, para tratar de ofrecer esa calidad, y al menos es lo que vamos a intentar en el Huffington Post, también con los blogueros, con la opinión propia y el análisis.
-Es un buen ejercicio periodístico porque habrá que recopilar lo mejor de
nuestros medios…
-Está inventado ya, no es nuevo. La revista de prensa es algo que llevamos haciendo en todos los medios yo creo que desde tiempos inmemoriales. Por ejemplo en ‘A vivir que son dos días’ Isaías Lafuente hace un repaso maravilloso de la revista de prensa. ¿Qué haces?, pues eso, agregar, es decir sacar a la luz lo mejor que han hecho los colegas, los demás medios, los demás compañeros, sin ningún tipo de complejos. Cuando el artículo de un medio es bueno lo sacas y lo publicitas y dices: señores, a mí esto es lo que me ha gustado… de manera que no estamos inventando nada pero estamos poniendo una vieja sección de toda la prensa clásica, de todos los medios de comunicación, lo estamos actualizando con las herramientas que tenemos ahora.
-La versión estadounidense contiene una sección de divorcios, una de bodas o
incluso un apartado sobre cómo ser padres, pero no renuncia al periodismo de
investigación. El proyecto español ¿seguirá estos patrones?
-Acabo de volver de Estados Unidos porque estuvimos en Nueva York viendo precisamente las tripas de esa máquina que tiene The Huffington Post. No solamente tienen bodas y divorcios y celebrities, que son unas páginas muy visitadas, también tienen gay voices, que en estos días está siendo muy activo después de que Obama haya anunciado que apoya el matrimonio homosexual y acaban de lanzar una página en español latino voices. Es decir movilizan y presentan información en muchos tipos. Nosotros no podemos tener lo que tienen ellos, porque creo que son 40 o 50 secciones las que tienen en estos momentos. Pero es que hace siete años ellos tampoco tenían cuarenta y pico secciones, tenían 4 o 5 y nosotros vamos a nacer un poco con esa vocación, centrarnos en lo que nos parece fundamental que es lógicamente la actualidad política, económica, la actualidad nacional e internacional, estar con un ojo muy atentos a las tendencias, al estilo de vida, a ciencia y tecnología, que va a ser uno de los puntos fuertes de la redacción y, por supuesto, empieza la Eurocopa un día después de arrancar nosotros así que también nos preocuparemos de saber qué es lo que ocurre. Somos una redacción muy pequeña. Vamos a ser ocho personas en el arranque pero yo confío en ir creciendo y que dentro de unos años podamos presumir de tener, por ejemplo, una sección dedicada exclusivamente a cómo ser padre o madre o cómo ocuparte de los niños. Eso sería una buena señal porque yo creo que no es incompatible hablar de la situación en Siria, analizar lo que ha ocurrido en la cumbre de la UE y al mismo tiempo cotillear a la famosa de turno que la han pillado en tanga en una playa brasileña, o escuchar los diez mejores consejos para divorciarse bien. Yo creo que todos acudimos a esas páginas a consultar una receta, nos divierte y una cosa es absolutamente compatible con la otra.
-¿Cuál es el perfil del equipo del Huffington Post en España?
-Yo te digo el perfil que tienen aproximadamente porque cada uno tiene sus diferencias. Las siete personas que componen la redacción del Huffington Post, porque acabamos de cerrar el equipo, son jóvenes, el más joven tiene 25 años (yo me excluyo porque soy la mayor con diferencia), y el redactor jefe, que es Guillermo Rodríguez, tiene 38 años, están todos en esa horquilla. Todos tienen experiencia en medios en internet, es decir todos han trabajado en distintos periódicos y diarios y saben y conocen las herramientas del oficio. Todos son buenos periodistas, no solamente son periodistas de internet, es decir tienen criterio, creatividad, curiosidad, sensatez, y ese punto Huffington Post que nos ha costado encontrar y definir pero que finalmente hemos encontrado, que es mucha energía, muchas ganas de hacer las cosas y entender que los medios digitales son la herramienta perfecta para el periodista, y no los enemigos, que te parecerá una simpleza, una obviedad, pero mucha gente todavía no lo tiene claro. Mira, en The Huffington Post acaban de ganar un premio Pulitzer en Estados Unidos, yo creo que esa es la demostración para todos los escépticos que pensaban que no podía haber periodismo de calidad en los medios digitales. Es falso, sí que puede haberlo. El premio Ortega y Gasset en periodismo digital se lo ha llevado una compañera, Carmela Ríos, que es una periodista de televisión que ha escrito, que ha hecho infinidad de cosas y el 15-M lo narró a través de Twitter. Se puede hacer buen periodismo en cualquier medio.
-¿Puede este periodismo de multitudes realmente influir en las políticas
públicas?
-Hombre, yo confío en que sí, es decir, la opinión pública es muy importante, y ahora se expresa con mucha más libertad que antes porque hay más canales y eso ha sido la revolución twitter, la revolución facebook, la revolución de los blogs. El hecho de que la gente pueda escribir cada vez más demuestra que la opinión pública sigue teniendo un peso y cada vez lo va a tener más, y por tanto yo confío en que el papel de los medios que agrupen y que sean capaces de canalizar también en parte el malestar de la sociedad ante los momentos difíciles que están viviendo, el malestar de la sociedad ante abusos de poder, yo creo que eso siempre ha sido una de las razones de existir del periodismo, y ahora con más razón.
-Osea que no nos quedamos en la utopía…
-En absoluto, y además lo estamos viendo. Yo estoy viendo cómo se adoptan medidas en los consejos de ministros, muchas de ellas vienen forzadas por movilizaciones públicas y por corrientes de opinión que se han ido formando, a veces el germen ha sido muy pequeño pero luego has visto cómo iba creciendo en las protestas. Estoy pensando en los desahucios, que no se consigue en 100%, bueno ya sabemos que no, pero por lo menos la gente empieza a ser consciente de que si quieres intervenir la banca tienes que intervenirla pero entonces no puedes pagar sueldos millonarios, de que los bancos no tienen la última palabra a la hora de decidir cuándo desahucian a un inquilino, que hay que tener en cuenta también el factor humano y en qué condiciones se concedieron determinados créditos. Parecen obviedades, pero son cosas que poco a poco van calando también y al fin y al cabo los políticos son ciudadanos y se deben a los ciudadanos y son conscientes de que no pueden vivir de espaldas a nosotros.
-Se habla mucho de la crisis económica del periodismo, pero se habla menos
de la crisis del periodismo veraz. Tenemos mala imagen…
-Es que todo va unido, cuando se produce una crisis económica como la que estamos viviendo se derrumba en buena parte la independencia, que es la base del buen periodismo, necesitamos empresas potentes y editores potentes que sostengan este entramado, porque los periodistas tenemos que comer y tenemos que criar hijos y tenemos que pagar nuestras hipotecas y para enviar a alguien a cubrir un conflicto armado o para que se meta en Siria o para que esté en Afganistán se necesita mucho dinero, no es barato, entonces la crisis económica hace que los medios cada vez cuenten con menos periodistas y les paguen menos. Además, en la amenaza sobre los periodistas confluye una especie de autocensura, que es más grave aún. En los medios pequeños es peor aún, en los medios locales la influencia de los anunciantes (que es grande en cualquier sitio) en los sitios pequeños se multiplica y, claro, una persona que dirige una radio, un medio local, y hay una noticia que es preocupante para el gran magnate, el gran constructor local, ¿qué hace? ¿La publica aún a riesgo de perder esa publicidad que da de comer a todas esas familias? No es fácil, por tanto cuanto antes encontremos un modelo económico que nos ayude a sobrevivir a los medios y a salir de esta situación de grave crisis que tenemos y que es estructural, mejor será para todos.
-Como consumidora de medios ¿ya es digital?
-Yo no soy periodista digital ni soy nativa digital pero internet lo utilizo desde el minuto dos, es decir desde que aprendí y me di cuenta de la herramienta poderosa que suponía internet. Naturalmente que lo utilizo, pero es verdad que yo vengo de otra generación, yo empecé escribiendo a máquina en la primera redacción que yo estuve en Radio España. Sí, sí, soy digital en el sentido de que me encanta todo lo nuevo que aportan las nuevas tecnologías y poco a poco voy descubriéndolas, no soy una nativa como por ejemplo el resto de la redacción del Huffington Post pero estoy aprendiendo. Por ejemplo aquí en Granada vengo sobre tod a aprender y a escuchar. Yo contaré lo mio, pero me interesa mucho más lo que me cuente gente que lleva mucho más tiempo haciendo cosas. Hace casi un año que estoy en Twitter, me parece una herramienta muy poderosa, llevo tiempo en Facebook, pero francamente no me interesa ni la mitad de lo que me interesa twitter en estos momento y, bueno, voy explorando las cosas que yo creo que me resultan útiles, bien como herramientas de trabajo o bien porque me proporcionan placer. Pero en cualquier caso, la posibilidad de tener al alcance de la mano no solo el hablar por teléfono sino acceder al mundo, a nuestra memoria colectiva, poder decir, de este dato no me acuerdo, ¿cómo se llamaba esta persona?… esto ha cambiado y más que va a cambiar todavía nuestras vidas.
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