En noviembre de 2004 un flash vídeo hacía que te estallara la cabeza. Se trataba de «Epic 2014», una proyección futurista de lo que iba a pasar en Internet en los próximos 10 años.
La obra es la versión viral de una «lecture» que Robin Sloan y Matt Thompson, estudiantes, prepararon para el Instituto Poynter en Florida, una escuela de periodismo de cierto renombre en Estados Unidos.
Lo que Sloan y Thompson planteaban era como la unión de un algoritmo de indexación y búsqueda con un repositorio cualitativo (opiniones, recomendaciones y valoraciones) generaba una onda de choque que se extendía hacía el futuro inmediato aniquilando los media establecidos. Y de paso a Microsoft.
En sólo 10 años.
Lo que impresionaba de Epic 2014 (y sigue haciéndolo) no es la elegancia y naturalidad del planteamiento a futuro, si no la sensación de inevitabilidad que transmite. Aun a 8 años de su primer visionado sigue siendo lo más impactante.
En el vídeo la resultante que modifica el ecosistema es «GoogleZone», la fusión de Google y Amazon, la mezcla de racionalidad y emoción, los Wintermute y Neuromante de la Red. Sin embargo Epic 2014 no anticipa la gran disrupción de la década pasada: Facebook. ¿O si?
Justo en el final, tras escuchar por cuarta vez «la prensa ha muerto», se indica que la fuerza motriz informativa ahora son los propios usuarios, quienes intercambiando información local de manera global generan sus propios media.
En la actualidad se habla de una tasa de 7 h 50 minutos semanales de consumo en Redes Sociales, hace seis meses se midió nuestro tiempo IP en FB dando un 16% de ocupación. Efectivamente, los usuarios comparten más información que nunca generando sus propios feeds de noticias contando historias sobre el tema que mejor conocen: ellos mismos. Desplazan el ancho de banda de atención disponible de sus lectores hacia información más personal, más emocional y reconocible. Lo alejan de los medios tradicionales.
Aunque los medios no han muerto, seguimos necesitando dj’s que filtren la información y ofrezcan una sopa afín a nuestro interés político y emocional, que continuen facilitando máximas, datos y argumentos para nuestra interacción diaria con otras personas.
A 2 años de la predicción de Epic 2014 se pueden aprender muchas cosas de su discurso aparte de que incluso en varios multiversos Microsoft se convertiría en un actor menor.
La primera es que inevitáblemente la información unida a la emoción es la killer app, convirtiéndose en un medio en sí misma. Y si emocionalmente el producto nos gusta hace irrelevante la plataforma donde se reproduce (FB). Adios a la marca.
La segunda es la constatación de que es el Usuario el motor del cambio, tanto en la tecnología como en el contenido. Ya no son las empresas las que generan los estandars, ahora son los usuarios. Y no contar con ellos es un suicidio evidente. Son el producto, son el valor y en términos contables representan la liquidez del sistema.
Y por nombrar un tercera, nos quedamos con la fragilidad del ecosistema digital. En la época industrial los movimientos se contaban en décadas. El sistema de patentes, control de medios productivos y la innovación empresarial generaban una velocidad medida en decenios. La irrupción del PC aceleró los procesos pero el mundo IP los ha pulverizado.
¿Es posible el reconocimiento de un Cisne Negro que llegue y te joda el chiringuito a solo dos años vista? Si eres un átomo igual no, pero si eres un bit vete temblando.
Aunque, bien mirado ¿lo considerarías una fragilidad o más bien una fortaleza?
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