Con 18 años y la cabeza llena de pájaros me hicieron elegir qué quería ser de mayor. Sólo pensaba en viajar de todas las maneras posibles y no estaba preparada para tomar esa decisión. Quería ser muchas cosas, no entendía (y sigo sin entender) que sólo se pueda ser una cosa en la vida. Iba para médico (para eso estudié Ciencias), pero no quise enfrentarme a la posibilidad de matar a alguien por error. Se me daba bien dibujar, pero descarté Bellas Artes porque ganarse la vida con ello iba a ser difícil. Así que elegí ser periodista: era más útil para cambiar el mundo.
(El post completo, en Alderrai)
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