El pasado sábado 4 de diciembre se celebró en Barcelona la 16 edición del Miniput. Un encuentro de un día de duración en el que se proyectan contenidos de televisión alternativa. En su presentación resumen muy bien el espíritu de este evento al que tuve la suerte de asistir en su última edición.

Una auténtica maratón de programas pensados para la televisión, formatos novedosos y originales, apuesta convencida por el género documental como elemento imprescindible en la televisión. Todos los planteamientos exhibidos en el Miniput parten de la primigenia concepción de la televisión para los más entusiastas: es una herramienta mágica, perfecta ofrecer en imágenes y sonido cualquier creación que pase por tu imaginación a miles y miles de personas a la vez.
Uno puede objetar: ahora tienes Internet para eso, y encima tú eliges lo que ves.
Sí, cierto, pero por eso lo de “primigenia”, porque hasta no hace mucho, la televisión era el único medio audiovisual con el que, desde el salón de tu casa, podías divertirte, soñar, emocionarte, aprender, conocer, reflexionar… Y no se sentía tanta necesidad de cambiar de canal, lo que veías era aceptable e imprevisible.
Ahora en cambio, la televisión generalista –salvo honrosas excepciones- es una maltratadora de cerebros y de almas. Y a pesar de ello, el consumo en horas sigue creciendo.
Recomiendo el documental Tabou, de Orrane Burri, una directora suiza muy joven y muy audaz. Este trabajo pertenece al género found footage, documentales hechos a partir de otras grabaciones encontradas. El tema del documental es el suicidio, y lo cuenta a partir de las grabaciones, en una especie de videodiario, de un chico de poco más de 20 años que decidió suicidarse.
En el posterior coloquio con Orrane, contó que consiguió que se emitiera en la televisión pública de su país natal, previa emisión de un programa en el que se situaba esta cuestión, paralelamente se abrió un foro en Internet para que la gente pudiera participar. Todo un ejemplo sencillo pero inteligente de convivencia entre dos formatos, a veces excluyentes.
Orrane respondió a una de las preguntas sobre la controversia que genera el tratamiento de este tipo de asuntos en los medios de comunicación: “En televisión se puede hablar de todo, lo importante es hacerlo bien, plantearlo correctamente, pero se puede hablar de todo”. Vuelvo a la noción “primigenia”.
Otra de las agradables sorpresas fue Tu Mateix, un programa de la Xarxa Audiovisual Local (red de televisiones locales de Cataluña), en el que se abordan las relaciones entre padres e hijas, madres e hijos, padres e hijos, madres e hijas, y entre hermanos y hermanas. El coloquio posterior reveló algunas sorpresas que hacen el programa más interesante, y eso que sólo pasaron un capítulo.
También de la televisión catalana, pero esta vez, de la autonómica TV3, se proyectó en primicia un avance del programa L’endemà (Al día siguiente). Durante un año se hace el seguimiento de una persona a la que un día le ocurre algo que le cambia la vida. Todo un ejercicio de empatía y concienciación. Imaginemos por un momento este planteamiento tratado/destrozado por una de las grandes cadenas de televisión a nuestro alcance.
Con la esperanza de que la calidad y el talento regresará a la televisión algún día, salí del Miniput 2010, sobre todo porque la mayoría de los asistentes era gente joven y en plena actividad.
Sin embargo, a los pocos días, se anuncia el cierre de CNN+. A día de hoy, los trabajadores de este canal y de los informativos de Cuatro TV no saben si seguirán conservando sus trabajos el próximo mes de enero. Es decir, dentro de dos semanas mal contadas.
Al margen de la sangría laboral, que es gravísima, el panorama televisivo que nos queda hace que los que un día creímos que la tele era una gran amiga que te contaba cosas interesantes y útiles para comprender el mundo, nos sintamos a punto de caer por un precipicio.

Afortunadamente, lo visto en Barcelona el pasado puente, permite mantener la esperanza, porque hay mucha gente haciendo muchas cosas, muy interesantes y, ante todo, comprometidas con el espectador.
Y digo yo que en algún sitio tendrá que estar toda esa gente.
CRÉDITOS
Un post de Carmen Ibáñez.