Cualquiera que se haya preguntado cómo se hacen las mediciones de audiencia en España y le hayan contado cómo se hacen, se habrá formulado las mismas preguntas que Alejandro Pérez Blanco, director del documental ¿Quién está ahí?
Ha sido un gran hallazgo este trabajo periodístico cuya modestia de medios realza, en mi opinión, la calidad del guión, tanto en su planteamiento como en su estructura narrativa.
La audacia del director consiste, creo, en denunciar de forma tan clara y sin rodeos el sometimiento del empleo del sector audiovisual al dictamen de los 4.500 hogares españoles con un audiómetro enchufado a sus televisiones. Como bien se cuestiona Alejandro Pérez Blanco, ¿4.500 hogares representan a más de 42 millones de habitantes? Yo pienso que no.
Por motivos profesionales, recibo a diario los índices de audiencia que elabora Corporación Multimedia, y nunca he visto ninguna nota a pie de página ni ficha técnica en la que se aluda al margen de error de la encuesta.
Un ejemplo tomado al azar: según el informe del pasado miércoles, 27 de octubre, casi el 20% de los hogares españoles en los que había una televisión encendida por la tarde, deglutía sin atragantarse auténtica bazofia catódica. De ser fidedigno el sistema de medición de Kantar Media, antes Sofres, el Gobierno y la sociedad en su conjunto, debería preocuparse seriamente. Y sobre todo, llamar a las cosas por su nombre.
Este programa de televisión generalista al que me refiero, que se emite en horario infantil, es el que acumula el mayor número de quejas por parte de los telespectadores, y sin embargo, es el más visto. Para mayor gloria de los programadores, no es sólo que se emita en horario protegido, si no que además, colma la franja de horario protegido reforzado -entre las 17 y las 20 horas-, que es cuando se estima que los menores ven la televisión solos, sin compañía de un adulto.
La Secretaría de Estado de las Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información (SETSI) le ha abierto un expediente sancionador porque sus contenidos, al margen de la sensibilidad estética e intelectual del personal, están totalmente contraindicados para los menores que potencialmente están frente al televisor entre las cuatro y las ocho de la tarde.
Al mismo tiempo, este espacio «innovador», según sus entusiastas, es uno de los buques insignia de la cadena y contribuyó a salvar su cuenta de resultados en 2009. Tal vez por eso, y en todo un alarde desafiante de cinismo, alargó su duración casi una hora. Ya toda la larga tarde, en ese canal, sólo se puede ver este formato «controvertido«, según quienes se suponen que más saben del oficio.
Puesto que el veredicto de las curvas de audiencia tiene consecuencias de tan largo alcance, ¿no sería conveniente aumentar el tamaño de la muestra? En tal caso, mejoraría la calidad de los contenidos televisivos que, al parecer, triunfan al menos entre las 4.500 familias con un audiómetro en casa?
Dicen que cuando alguien lee o escucha mensajes que se identifican con su pensamiento o con su forma de ser más íntima, experimenta -a nivel subconsciente- una sensación de placer. Los españoles, según Corporación Multimedia, alojamos un barriobajero en lo más hondo de nuestro ser, tan soez como zafio, tan ignorante como cínico.
NOTA: Quiero felicitar a Alejandro Pérez Blanco por este documental que tal vez nunca se verá en las televisiones ni en los cines, pero que está triunfando en Internet.
CRÉDITOS
Artículo escrito por Carmen Ibáñez, @Carmenciti
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Utilizar la audimetría para criticar a «Sálvame» no es necesario.
La metodología de quienes miden las audiencias lo hacen utilizan una metodología que cualquier ciudadano de a pie no entiende. ¿De verdad pensáis que si la medición de audiencias fuese una estafa tal y como se intenta vender no serían las propias cadenas las que se opondrían a que el sistema fuese así? Lo que ocurre es que las matemáticas y la estadística permiten realizar estudios muy fiables analizando sólo unas muestras aparentemente pequeñas… Mucho criticar a los que ven a «la Esteban», pero en el fondo todos tenemos un poco de cazurros.
Un saludo.
Yo tengo algo de cazurro, de esto estoy seguro, pero ¿quién es la Esteban y qué es sálvame?