David Beriain es un tipo con un par, una cabeza llena de Periodismo y un corazón de amor. Un enviado especial, un corresponsal de guerra, un vecino del Territorio Comanche. En septiembre de 2009, en el Congreso Andaluz de Periodismo que la Asociación APDA organizó en la sede de la Universidad Internacional de Andalucía en La Rábida, Huelva, surgió la conexión. Enrique Meneses, el gran reportero español del siglo XX que estuvo en Sierra Maestra con el Che y Fidel Castro, o que fotografió el funeral de JFK en Arlington, reconoció a David Beriain como uno de los suyos. Uno de la Tribu. 

David Beriain y Enrique Meneses venían de participar en una redonda del Congreso en el que se sentaron con Javier Bauluz, premio Pulitzer -se dice pronto-; y Rosa María Calaf -se dice pronto, también-. Se sentaban en esa mesa redonda las cuatro generaciones de periodistas españoles que podían lucir la categoría de enviados especiales, la de corresponsales de guerra. Probablemente, la más deseada, la más peligrosa y, también, la más reconocida dentro del propio oficio de contar.

La Conexión de David Beriain con Andalucía se llama Sergio Caro. Siempre han hecho equipo y firmaron una producción andaluza espectacular, como fue «La Vida en Llamas» en 2015 en medio de los viajes por el mundo de David. Antonio Manfredi, presidente de la Asociación APDA organizadora del Congreso, recuerda que “los conocimos a ambos en 2007, cuando uno trabajaba en El Correo de Andalucía y el otro en La Voz de Galicia y preparaban ya el asalto al audiovisual. En 2009 David había vuelto de Afganistán y la Asociación de Periodistas Digitales de Andalucía (APDA) le invitó a hablar de lo que sabía, de enviados especiales, con un puñado de históricos, entre los que estaba Enrique Meneses, que le pasó el testigo aquella mágica noche”.

En efecto, a los postres, Enrique Meneses dijo de David Beriain que “le considero mi hijo”. Le regaló su autobiografía, ‘Hasta aquí hemos llegado’, dedicada. Puede ser que sea la única vez, junto cuando dio el chupinazo en su Artajona del alma, de las pocas y únicas veces que David Beriain haya perdido la compostura, como solo la pierde un buen navarro, sin que se le note demasiado. Recordar ahora, en el día en que nos han comunicado el fallecimiento de David Beriain y de Roberto Fraile, algunas de las frases de Enrique Meneses, resulta demoledor. Como esa en la que el Gran Meneses dice algo así como “espero que algún día, dentro de muchos años, tú también cedas el testigo a un joven periodista”. Hoy hay muchas lágrimas en el Periodismo. Estas son las nuestras.

En la muerte de David Beriain y Roberto Fraile, queremos quedarnos con esa mirada y esa sonrisa de oreja a oreja de David mientras Enrique cuenta alguna de sus historietas periodísticas. Podría ser cuando el Che le señaló uno de los cuatro bohíos que tenían en Sierra Maestra y le dijo: «Gallego, este nos sobra». Y Meneses vio que le había puesto un cartel que decía: Club de Prensa Internacional. O cuando David nos confesó cómo había conseguido las fotos de los talibanes que asesinaron a los españoles en Afganistán.

Besos a sus familias, a sus seres queridos. Y gracias a David y a Roberto. El mundo es hoy un poquito más feo.